Sólo en el atardecer de un sol distinto,
perdido en la trema de los cirros
con el rojo bajo el blanco,
he sentido el peso extraño del recuerdo,
la amenaza del olvido
de la piedra anciana y desnuda
en tus calles salpicadas de la noche.
Camino ahora entre romero
y almendros en flor, rosa viva,
y me esfuerzo en recordar tu olor,
tan diferente al de Castilla,
tan lejano a esta mi taifa mía,
en cuyas entrañas algún día habré
de volver a soñarte.
Entremés, mas no adiós.
Vetusta, hasta luego.
Vetusta tiene mucha suerte de volver a tenerte en sus calles ✨
ResponderEliminar