Un día al sol se le olvidó atardecer,
y herido por el viento que silba en las atalayas
acabó patidifuso tras las nubes,
como yo por tu pelo y mis manos en tus labios.
Ahora en las calles de Madrid,
donde el viento no azota
y el sol acaba en una triste rutina,
extraño la alegría de tu pequeña rebeldía interna.
La busco en los gorriones de las plazas,
y en algunas flores atrevidas en invierno
que se sublevan contra el abrazo del frío y el asfalto.
Quizá algún día aquí el sol
también se olvide de ser y sea olvido.
Quizá algún día se tiña de acuarelas el cielo del ocaso,
Y me sonrías y te sonría
en una curva furiosa de violetas y corales.
![]() |
(fuente) |
Hermoso!! 💜
ResponderEliminar